Eva Fariña
Un estudio observacional español ha analizado la terapia de doble antiagregación durante el primer año tras la implantación del stent farmacoactivo o liberador de fármacos. El artículo ‘Double antiplatelet therapy after drug-eluting stent implantation risk associated with discontinuation within the first year’ ha sido publicado en Journal of the American College of Cardiology (JACC). El trabajo ha sido realizado con el seguimiento de 1.622 pacientes de un total de 29 hospitales, coordinados por la Unidad de Epidemiología del Servicio de Cardiología del Hospital Vall d’Hebron.
El Dr. Ignacio Ferreira-González, investigador principal, pertenece a la Unidad de Epidemiología del Servicio de Cardiología
del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona.
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Según ha explicado el Dr. Ignacio Ferreira-González, investigador principal y uno de los autores del artículo, “hasta ahora había pocas dudas respecto a la terapia de doble antiagregación durante el primer año tras la implantación del stent farmacoactivo o liberador de fármacos. Parecía que era algo sagrado, sobre todo después de la aparición de varios eventos trombóticos severos que habían aparecido”. “En nuestro artículo explicamos que tiene cierta seguridad la interrupción temporal de alguno de los dos antiagregantes durante el primer año en estos pacientes, una vez pasado el primer mes de la implantación del stent farmacoactivo. Puede que haya cierto riesgo, pero este no es ‘catastrófico’. En el caso de que sobrevenga un evento hemorrágico o bien el paciente tenga mala adherencia terapéutica, no parece que la supresión de uno o incluso de los dos antitrombóticos necesariamente tenga que producir un problema grave, como un evento coronario”, ha indicado.
La primera parte de la investigación estuvo enfocada a analizar cuáles son los factores que se asocian a la interrupción de alguno de los antiagregantes en pacientes que portan un stent farmacoactivo durante el primer año, que parece que es el periodo más importante para su mantenimiento. “Observamos que hay una serie de factores, un perfil de paciente especial que se asocia a ese tipo de interrupción, lo que pasa es que hasta ese momento no habíamos analizado cuáles son las conclusiones clínicas de esta interrupción. Antes de recoger todos los eventos pensábamos que en aquellos pacientes en los que había interrupción de algún antiagregante iba a haber una tasa importante de eventos cardiovasculares adversos, y la verdad es que no fue así”, ha añadido el Dr. Ferreira-González.
La inclusión de pacientes duró aproximadamente un periodo de entre tres y seis meses, y concluyó en el año 2009. Posteriormente, hubo un periodo de seguimiento de doce meses, es decir, desde el último paciente que se incluyó hasta un año después que acabó el estudio. Por tanto, a finales de 2010 se cerró la base de datos del estudio.
“Es una satisfacción que nuestro trabajo haya sido publicado en Journal of the American College of Cardiology, además, en un tipo de estudio como este, que no es un ensayo clínico, sino que es un estudio observacional, y parece que tiene que tener unos requerimientos un poco más estrictos para que sea publicado en revistas muy rigurosas desde el punto de vista metodológico. Además, el trabajo está realizado en el ámbito sanitario español, que no tiene por qué ser extrapolable a otras zonas sanitarias, y mucho menos la americana, así que el hecho de que lo hayan aceptado supone para nosotros una satisfacción”, ha expresado el Dr. Ignacio Ferreira, quien también ha agradecido “la labor y la motivación” de todos centros y los profesionales que han intervenido en el estudio: “Esto demuestra que cuando hay recursos y ganas, se puede hacer investigación clínica en todos los sitios, y, además, somos también bastante competitivos”.
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