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Martes, 04 de febrero de 2014   |  Número 74
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ACTUALIDAD
INTERVENCIÓN DIRIGIDA POR FRANCISCO FERNÁNDEZ-AVILÉS
Un infarto provocado salva la vida a un paciente que no habría llegado al trasplante
El equipo multidisciplinar eliminó la arritmia mediante la oclusión con alcohol de la pequeña arteria que irrigaba el territorio donde estaba localizada

Redacción. Madrid
Eliminar la arritmia mediante la oclusión con alcohol de la pequeña arteria que irrigaba el territorio donde estaba localizada. Esta fue la forma de provocar de forma controlada un pequeño infarto con el que un equipo multidisciplinar del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, logró salvar una situación desesperada que conducía inevitablemente a la más que probable muerte del paciente, puesto que no hubiera resistido hasta la llegada de un trasplante cardiaco viable. 

Francisco Fernández-Avilés.

El caso ha sido publicado por la revista Circulation, que además le dedica un editorial lleno de elogios. Se trataba de un hombre de 67 años que padecía una arritmia ventricular que no fue posible eliminar anteriormente ni mediante catéter intravascular, ni mediante cirugía cardiaca abierta. El problema que lo impedía era que el foco de la arritmia estaba localizado en el espesor de la pared y próximo a las arterias coronarias.

Las arritmias ventriculares, como la taquicardia y la fibrilación ventricular, son más frecuentes en pacientes con dilatación cardiaca o enfermedad de las arterias coronarias. Cuando se presentan son mortales en una elevada proporción de pacientes. Actualmente, los fármacos antiarrítmicos son ineficaces para prevenir y tratar estas arritmias.

El desfibrilador automático implantable (DAI) es el único método para poder provocar su cese, salvando de este modo la vida del paciente. El DAI tiene una forma parecida a un marcapasos y permite aplicar una descarga eléctrica dentro del corazón cuando ocurre una de estas arritmias ventriculares. El principal problema del DAI es que no evita que estas arritmias puedan volver a presentarse.

Puede llegarse incluso a lo que se denomina una “tormenta arrítmica”, repetidas arritmias ventriculares que obligan a que el paciente reciba múltiples descargas del DAI. Pero los choques son dolorosos y además cuando son muy repetidos, pueden empeorar el funcionamiento del corazón.

En esta situación, la única opción de tratamiento es intentar quemar el foco de la arritmia mediante un catéter, pero la localización y eliminación de las arritmias es compleja y en ocasiones no es posible.  Cuando esto sucede, se hace necesario el trasplante cardiaco, pero no siempre se llega a tiempo por falta de órganos, siendo entonces irremediable la muerte del paciente.

Este era el caso del paciente atendido por el equipo multidisciplinar de médicos del Hospital Gregorio Marañón que, dirigidos por Francisco Fernández-Avilés, ha encontrado una nueva estrategia de diagnóstico y tratamiento para las arritmias ventriculares en pacientes con miocardiopatías. El trabajo que publica Circulation describe la utilización combinada de distintas y novedosas técnicas de imagen, como la coronariografía, la resonancia magnética y los sistemas de navegación electroanatómica, que permitieron localizar el origen de la arritmia.

Por su complejidad, se requirió el trabajo combinado de los servicios de Cardiología, Cirugía Cardiaca y Radiología del Hospital Gregorio Marañón con experiencia en el manejo de insuficiencia cardiaca avanzada y trasplante cardiaco, electrofisiólogos, hemodinamistas y cardiólogos especialistas en imagen cardiaca y resonancia magnética nuclear cardiaca. Fernández-Avilés considera que “este  es un caso que demuestra cómo la concentración de la alta complejidad en un número reducido de centros sanitarios con gran experiencia multidisciplinar es muy rentable en términos de la calidad y del resultado del abordaje de pacientes con patologías complejas. Muchas veces la organización sanitaria fomenta la dispersión de la actividad en demasiadas unidades que realizan un volumen de actividad muy pequeño, lo que no garantiza la calidad necesaria de las actuaciones. Se piensa que la cercanía de los recursos favorece al paciente. Nada más lejos de la calidad cuando se afrontan patologías graves y complejas”.

Además de la coordinación por parte del primer autor del artículo científico, Felipe Atienza, en este caso resultó fundamental la participación del grupo de María Jesús Ledesma-Carbayo, de la Universidad Politécnica de Madrid, responsables del diseño de las herramientas de computación necesarias para localizar el foco de la arritmia en las imágenes de resonancia magnética, y de Damián Sánchez-Quintana, catedrático de Anatomía Humana de la Universidad de Badajoz, cuyos extensos conocimientos de la anatomía cardiaca permitieron identificar la arteria objetivo.

“Sólo cuando los equipos son verdaderamente expertos porque manejan volúmenes elevados de este tipo de pacientes complejos, cuando saben caracterizar problemas concretos, aplicar la toma de decisiones adecuadas a estos casos excepcionales y realizar técnicas muy difíciles que requieren mucha experiencia, sólo bajo estas condiciones de trabajo de excelencia integrada es posible abordar con éxito un problema que hubiese derivado en la muerte del paciente”, afirma Fernández-Avilés.

La tecnología de tratamiento de las imágenes cardiacas desarrollada y patentada por los científicos de la Red de Investigación Cardiovacular (RIC), todavía no está disponible para su utilización en otros centros, pero esperan que pronto pueda comercializarse y pueda ser utilizada por los electrofisiólogos responsables del tratamiento de estas arritmias tan complejas y con frecuencia letales.

 

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