Sandra Melgarejo. Madrid
Las unidades de simulación clínica sirven para que los profesionales adquieran las habilidades que se requieren para que los casos clínicos críticos, complejos y de difícil manejo lleguen a buen puerto. José Francisco Dolz Lago hizo un curso de instructor de simulación en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander –uno de los centros públicos pioneros en la implantación de estas unidades en España– y ahora es el director del Área de Simulación Clínica y Seguridad del Paciente del Hospital Universitario La Fe de Valencia, puesta en marcha en febrero de 2011. “El principal objetivo de estas unidades es la seguridad del paciente. El paciente merece que trabajemos para que todo funcione bien y evitar los errores”, afirma Dolz Lago.
Simulador de Alta Fidelidad (SAF) SimMan 3G y cabina de los instructores, desde donde se dirigen los ejercicios.
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El Área de Simulación Clínica de La Fe ocupa más de 375 metros cuadrados que se ampliarán próximamente, cuando finalicen las obras del estabulario y del centro de cirugía experimental, con otros 250 metros cuadrados para prácticas quirúrgicas. “Hay pocos hospitales públicos con unidades propias de simulación que abarquen todas las áreas de entrenamiento: cirugía experimental, alta fidelidad, simulación quirúrgica, cuidados críticos… La tecnología es muy costosa, pero la gerencia busca la máxima rentabilidad: si cada servicio montara su propio sistema de simulación, sería mucho menos eficiente”, detalla el director.
Sesión de debriefing dirigida por Mª Paz Fuset (Servicio de Medicina Intensiva-Unidad de Cuidados Coronarios) y Miguel Ángel Arnau (cardiólogo), durante el Curso de Atención al Síndrome Coronario Agudo, realizado por el Grupo de Simulación del Paciente Adulto.
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Dentro de la unidad hay un equipo de simulación de alta fidelidad en el que los especialistas en Cardiología se entrenan en el manejo de técnicas con total seguridad, ya que por el Área de Simulación Clínica no pasa ningún paciente de carne y hueso. “La alta fidelidad permite reproducir cuadros clínicos completos en muñecos robotizados de alta gama, con toda la fisiopatología que puede motivar, por ejemplo, un cuadro de insuficiencia cardiaca aguda, un infarto de miocardio, una ruptura valvular… Se recrean situaciones dramáticas y de máximo estrés que pueden bloquear a los especialistas, por muchos conocimientos que tengan”, explica.
En el ámbito de la Cardiología también se utilizan simuladores de sonidos cardiacos, desde los más sencillos, que simulan problemas valvulares, soplos o miocardiopatías dilatadas; hasta los más sofisticados, que representan alteraciones del ritmo cardiaco o situaciones de desfibrilación.
Gracias al entrenamiento, el especialista sabe cómo responder con tranquilidad a una situación crítica y cómo coordinarse con sus compañeros. “Lo que más se aprende en simulación es a trabajar en un ambiente multidisciplinar: con enfermeras, con compañeros de cuidados intensivos, de urgencias… El especialista en Cardiología no está solo en una sala de hospitalización de cuidados intensivos”, indica Dolz Lago.
“En un aula de simulación, el profesional se convierte en ser un experto en situaciones críticas sin que el paciente se vea inmerso en una fase de entrenamiento, que conlleva inexorablemente una morbilidad”, comenta el director. “El profesional se siente seguro, sabe que no va a causar ningún daño porque es un ambiente controlado de una situación clínica. Nadie se metería en un avión con un piloto que haya sacado una matrícula de honor en el examen teórico, pero que no haya practicado en un simulador de vuelo las horas necesarias. Y a nadie le gustaría que le hiciera un cateterismo cardiaco una persona que va a meter, por primera vez, un cable a través de la femoral. Las horas de entrenamiento en un simulador capacitan al especialista”, añade.
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