Redacción. Valencia
La Sociedad Española de Cardiología (SEC) ha alertado de que la crisis económica ya debe considerarse como un factor de riesgo cardiovascular de primer nivel, ya que son diversos estudios los que demuestran que en momentos de recesión económica, como el actual, la incidencia de las enfermedades cardiovasculares aumenta considerablemente, “lo que hace imprescindible tomar medidas de forma urgente para evitar esta situación en nuestro país”. Este ha sido el mensaje que ha querido transmitir José Ramón González-Juanatey, presidente de la SEC, en la rueda de prensa que ha tenido lugar con motivo del inicio del Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares SEC 2013, la reunión más importante en habla hispana que se realiza en materia cardiovascular y que ha congregado a 4.000 especialistas en esta área en el Palacio de Congresos de Feria Valencia.
Ángel Cequier, vicepresidente de la SEC; Vicente Bertomeu, presidente saliente de la SEC; Pablo Perel, asesor científico de la World Heart Federation; y José Ramón González-Juanatey, presidente de la SEC.
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Existe ya mucha bibliografía internacional que relaciona la recesión económica con un aumento, tanto de la incidencia de enfermedades cardiovasculares, como de mortalidad por esta causa. El estudio griego Greek socio-economic crisis and incidence of acute myocardial infarction in Southwestern Peloponnese, sostiene que existe un notable ascenso de la incidencia del infarto en el periodo de crisis (de enero de 2008 a diciembre de 2012), respecto al periodo de pre-crisis (de enero de 2003 a diciembre de 2007), con un total de 1508 infartos en el primer caso, respecto a 1046 en el segundo, lo que representa un incremento del 44 por ciento.
Otro análisis, elaborado por Landspitali National University Hospital, en Islandia, también ha demostrado que, el colapso económico ocurrido en Islandia en octubre de 2008, provocó un aumento del 26 por ciento en las emergencias cardiacas. Estos resultados los obtuvieron de comparar las emergencias de las semanas 41 versus las realizadas en las semanas 37 a 40 y 42 a 46 del mismo año.
El estudio argentino Crisis económico-financieras en la Argentina: un nuevo factor de riesgo de mortalidad cardiovascular también ha demostrado la existencia de un aumento de la tasa de mortalidad en los periodos de disminución del PIB: desde 1995 hasta 1997, la tasa de mortalidad cardiovascular (TMCV) disminuyó el 9,52 por ciento, en coincidencia con el incremento neto del PIB anual del 14,06 por ciento. Luego, entre 1997 y 2002 se observó un incremento en la TMCV del 5,38 por ciento y un descenso del PIB neto del 15,21 por ciento. A partir de ese momento, en el período 2002-2005 se observó un incremento del 29,57 por ciento en el PIB, que se acompañó de un descenso en la curva de mortalidad cardiovascular del 7,65 por ciento.
En España, la crisis económica ha derivado en la disminución de la renta per cápita (11 puntos por debajo del promedio de la eurozona); el aumento de los índices de pobreza, con el 6,4 por ciento de la población española considerada pobre; el aumento de la precariedad laboral; la disminución del gasto sanitario (recorte del 13,65 por ciento en el año 2012); una reducción y menor uso de los servicios preventivos; las barreras en el acceso a los servicios sanitarios y el retraso en la incorporación de nuevas tecnologías más eficaces, por lo que, “teniendo como prueba los resultados de estos estudios y los efectos de la recesión económica en nuestro país, es de esperar que las situaciones que relatan estas investigaciones puedan también producirse en España”, ha destacado González-Juanatey.
“Además, un estudio elaborado por el Departamento de Trabajo Social de la Universidad Internacional de la Rioja que acaba de publicarse en Revista Española de Cardiología, destaca que en los últimos 30 años la población española ha aumentado en más de seis años su esperanza de vida, de los que 3,8 años (un 63 por ciento del total de aumento) se debe a la mejora en la atención de la enfermedad cardiovascular, por lo que es necesario llevar a cabo iniciativas para que la esperanza de vida de nuestra población siga aumentando o al menos se mantenga, tarea difícil de conseguir debido a la los recortes en programas sociosanitarios”, ha revelado el especialista, quien también ha querido incidir en la necesidad de desarrollar estrategias para impedir el deterioro en la salud cardiovascular de nuestro país, y de forma particular, en programas de calidad asistencial en medicina cardiovascular, como es el caso de INCARDIO, un proyecto que se promoverá en los próximos meses desde la SEC y que buscará la detección y definición de los indicadores mínimos de calidad asistencial.
Otro aspecto que han querido destacar los expertos durante la rueda de prensa ha sido la importancia de que el paciente asuma la responsabilidad de su propia enfermedad, por ello, además de iniciar la campaña Mimocardio, la SEC también ha anunciado, de la mano de Pablo Perel, asesor científico de la World Heart Federation, su adhesión al Champion Advocates Programme, programa que pretende reducir un 25 por ciento la mortalidad por enfermedad cardiovascular en el año 2025 mediante el control de los principales factores de riesgo, cuya incidencia es todavía alta entre la población española y en muchos casos sigue aumentando.
Sobre la aplicación de esta campaña en España, Pablo Perel ha destacado que, “la WHF es consciente de que el proceso de consecución del objetivo central no se produce de manera uniforme, sino que el ritmo del cambio dependerá de la situación específica, en términos socio-económicos, de cada país y su capacidad para activarlo. En este sentido, la WHF actuará como facilitador y catalizador de la campaña para dar soporte a los estados miembros en sus esfuerzos e iniciativas locales”.
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