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Jueves, 12 de mayo de 2011   |  Número 32
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actualidad
LA FEC RECOMIENDA EL CONTROL PERIÓDICO DE LA TENSIÓN ARTERIAL
El corazón de las embarazadas aumenta su esfuerzo hasta en un 50 por ciento
Durante la gestación es habitual el incremento del volumen sanguíneo, la frecuencia y el gasto cardiaco

Redacción. Madrid
La Fundación Española del Corazón (FEC) ha recordado la importancia que tiene el cuidado del corazón para las mujeres embarazadas, especialmente para aquellas que ya padecen alguna enfermedad cardiaca, pues el riesgo es aún mayor para ellas y para sus bebés. Y es que las enfermedades del corazón son la primera causa no obstétrica de morbilidad y mortalidad materna en el embarazo.

Las mujeres encintas pueden presentar
un soplo suave en el corazón.

A lo largo de los nueve meses de gestación son habituales ciertos cambios fisiológicos a los que el sistema cardiovascular debe adaptarse y, en la mayoría de los casos, lo hace sin problemas. Las principales modificaciones que sufre el sistema cardiovascular de la mujer en este estado son el incremento del volumen sanguíneo, la frecuencia cardiaca y el gasto cardiaco. Además, se produce un descenso de la tensión arterial, tanto la sistólica como la diastólica.

El incremento del volumen sanguíneo es un proceso adaptativo que está inducido por las necesidades metabólicas del feto. Este proceso comienza en la sexta semana de gestación y va incrementándose hasta el momento del parto, cuando se encuentra un 50 por ciento por encima de lo habitual. Asimismo, la frecuencia cardiaca normalmente se acelera en 10-20 latidos por minuto a lo largo del embarazo, con un pico a finales del segundo trimestre o a principios del tercero. Estos dos factores producen una ampliación paralela del gasto cardiaco de la madre (entre el 30 y el 50 por ciento), de modo que se logre la oxigenación adecuada tanto de la gestante como del feto.

Cardiopatías más prevalentes entre las embarazadas

Debido a esta situación hiperdinámica, prácticamente todas las mujeres encintas presentan un soplo suave en el corazón que no conlleva ningún problema añadido y que desaparece tras el parto. La incidencia de tromboembolismo pulmonar en el embarazo y el puerperio se estima entre uno de cada 1.000 y uno de cada 3.000 partos, y la mortalidad en alrededor de uno de cada 100.000 embarazos. Factores como la obesidad, el tabaco, la mayor edad de la gestante, la historia familiar de trombosis o el reposo prolongado pueden favorecer su presentación. Por este motivo, es importante la prevención, un diagnóstico rápido y un tratamiento eficaz.

La dilatación de la aurícula durante el embarazo contribuye a la aparición de arritmias, por lo que éstas pueden ser también habituales, y en mujeres que previamente ya padecían de esta patología, pueden hacerse más frecuentes, pero en general estas arritmias son molestas pero no entrañan gravedad.

El infarto de miocardio, por contrario, rara vez se presenta en mujeres embarazadas y se estima que su incidencia es inferior a uno de cada 10.000 embarazos. Suelen ser debidos a enfermedad coronaria no ateromatosa, como malformaciones congénitas.

Consejos de la FEC para mantener la salud cardiovascular durante el embarazo

Para evitar complicaciones, la FEC recomienda a las embarazadas y, especialmente, a las que ya presentan cardiopatías, vigilarse periódicamente la tensión arterial, una dieta baja en sal, dejar de fumar y tratar de llevar una vida lo más saludable posible. Para la paciente cardiópata resultará imprescindible seguir las indicaciones de un equipo médico multidisciplinar. El seguimiento de un embarazo en un perfil de este tipo requiere tener presente el riesgo materno y el riesgo fetal, considerándose el embarazo como de alto riesgo, lo que implica una estrecha colaboración entre cardiólogos, obstetras y anestesiólogos.

“No podemos olvidar que en algunos casos de mujeres con enfermedad cardiaca, debido a su complejidad, evolución y repercusión, hay que desaconsejar el embarazo por el alto riesgo que conlleva. Tras las modificaciones hemodinámicas impuestas al organismo materno durante el embarazo, resulta evidente imaginar las consecuencias sobre un corazón enfermo, incapaz de asegurar el aumento del trabajo durante la gestación”, comenta Irene Madariaga, miembro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y jefe de la Sección de Cardiología del Complejo Hospitalario de Navarra.

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