Redacción. Madrid
La Sociedad Española de Cardiología (SEC) ha alertado de los perjuicios que la contaminación estacionada en las principales ciudades españolas provoca sobre la salud cardiovascular. Existen claras evidencias, demostradas en diversos estudios, que relacionan una mayor mortalidad cardiovascular tras varios días de polución excesiva. Así, las personas que habitan en lugares próximos a una autopista o una carretera altamente transitada sufren un deterioro de las arterias el doble de rápido de las que viven en zonas menos contaminadas. En concreto, el grosor de sus arterias carótidas aumenta 5,5 micrómetros más por año. Así lo demuestra un estudio desarrollado por el Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (Creal) de Barcelona, junto con investigadores de Suiza y de la Universidad del Sur de California.
José A. Barrabés, presidente de la Sección de Cardiopatía Isquémica y Unidades Coronarias de la Sociedad Española de Cardiología.
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José A. Barrabés, presidente de la Sección de Cardiopatía Isquémica y Unidades Coronarias de la Sociedad Española de Cardiología, ha explicado que “la polución es altamente nociva para nuestra salud, y, en particular, para nuestras arterias, considerándose ya como un nuevo factor de riesgo cardiovascular para el que no hay otra solución más que intentar evitarla”.
Con frecuencia, las personas que más se ven afectadas por la contaminación ambiental son los ancianos y aquellas que presentan otros factores de riesgo cardiovascular, como el colesterol elevado, la mala alimentación o el estrés. Por ello, la SEC recomienda a los ancianos que eviten exponerse cerca de vías de tráfico intenso, con niveles de contaminación superiores a los recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es decir, entre 25 y 30 microgramos de partículas nocivas por metro cúbico. Asimismo, desaconseja la práctica de ejercicio físico intenso al aire libre, pues se aspiran muchas más partículas perniciosas.
Estudios experimentales han demostrado que la contaminación tiene efectos nocivos inmediatos sobre el funcionamiento de nuestras arterias, empeorando la función endotelial, es decir, reduciendo instantáneamente su capacidad vasodilatadora. Si la exposición se mantiene, la polución podría provocar, a largo plazo, el engrosamiento y acumulación de grasas en las arterias y desembocar en una arteriosclerosis.
Otra de las consecuencias negativas de la contaminación radica en el favorecimiento de la coagulabilidad de la sangre, aumentando el riesgo de padecer accidentes trombóticos agudos como el infarto de miocardio.
Actualmente, se calcula que en España ya se producen cerca de 16.000 muertes ligadas a la contaminación. Se estima que si una ciudad de las dimensiones de Madrid o Barcelona redujera el nivel de contaminación al recomendado a nivel internacional, se disminuiría en 1.800 el número anual de ingresos hospitalarios por enfermedad cardiovascular y respiratoria y en 3.500 el número de muertes.
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