Redacción. Madrid
El número de personas con enfermedades crónicas ha crecido de forma significativa, de tal manera que se calcula que, solo en España, casi 20 millones de personas padecen problemas crónicos de salud, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2009. Los expertos en enfermedades cardiovasculares (ECV) señalan que, ante esta situación, resultan necesarias nuevas herramientas que mejoren la gestión y el enfoque de los pacientes crónicos, en concreto con la insuficiencia cardiaca, la hipertensión arterial, la diabetes o la cardiopatía isquémica. Para ello, recomiendan llevar a cabo intervenciones eficaces como la estratificación del riesgo, la explotación de los sistemas de información o el establecimiento de indicadores de gestión.
Roberto Nuño, director del Instituto Vasco
de Innovación Sanitaria.
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Para debatir qué herramientas mejoran el manejo y control de las enfermedades cardiovasculares, decisores, gestores y clínicos de casi todas las comunidades autónomas se han reunido en Madrid en el marco del II Foro de Gestión Clínica de la Enfermedad Cardiovascular, que ha llevado por título ‘Herramientas para una Mejor Gestión de la Enfermedad Cardiovascular’. Se trata de una actividad organizada por MSD, con el apoyo del Comité Español Interdisciplinario para la Prevención Cardiovascular (CEIPC) y las principales sociedades nacionales referentes en gestión, la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA), la Sociedad Española de Directivos de Atención Primaria (SEDAP) y la Sociedad Española de Calidad Asistencial (SECA).
Roberto Nuño, director del Instituto Vasco de Innovación Sanitaria del Departamento de Sanidad del País Vasco, ha indicado que “la estratificación del riesgo empieza a abrirse camino como una herramienta de gestión tanto a nivel clínico como poblacional en la mejora de la atención a pacientes crónicos. Se trata de identificar a pacientes con determinados perfiles de riesgo con el fin de dirigir mejor las intervenciones sanitarias y sociales”.
“Para el gestor, la estratificación del riesgo es una herramienta útil que le ayuda en la planificación y diseño de programas terapéuticos; para el clínico es un elemento a tener en cuenta en su actividad porque aporta valor a su decisión clínica; y, finalmente, todo repercute en el paciente, quien recibe una atención sanitaria de mayor calidad y obtiene mejores resultados en salud”, ha explicado este experto.
Ayuda al profesional en la toma de decisiones
Dicha herramienta permite identificar pacientes complejos dentro de programas de enfermos pluripatológicos, entre los que el diagnóstico más habitual es la insuficiencia cardiaca. En este sentido, Roberto Nuño ha asegurado que “gracias a las herramientas de estratificación, en el País Vasco hemos desarrollado intervenciones que han reducido los ingresos no programados y las atenciones en urgencias entre un 30 por ciento y un 70 por ciento”. “A pesar de que debemos ser cautos interpretando estos resultados por limitaciones metodológicas y por tratarse de experiencias piloto, podemos afirmar que hay un patrón de mejora de la calidad de la atención que recibe el paciente y una reducción en el uso de los recursos hospitalarios”, ha añadido.
El desarrollo de sistemas de información ha supuesto en los últimos años un foco de inversión importante para las Administraciones Sanitarias. Este es uno de los motivos por los que, a día de hoy, la mayoría de las comunidades autónomas dispone de recursos potentes para el análisis y la gestión de la información. En el marco del II Foro de Gestión Clínica de la Enfermedad Cardiovascular, los expertos han analizado cuál sería la forma óptima de organizar estos sistemas de información para contribuir a una mejor gestión de estas patologías y para ayudar al profesional en la toma de decisiones.
Montserrat Hernández, directora técnica de Sistemas de Información Sanitaria, Gerencia Adjunta de Planificación y Calidad, Dirección General de Atención Primaria del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS), ha asegurado que “una explotación sistematizada y rigurosa de la información facilita la identificación y el análisis de cada uno de los indicadores de gestión establecidos”. “A día de hoy, lo que observamos es un incremento del rendimiento de los sistemas de información, un mayor uso de las herramientas asistenciales así como mejoras en sus funcionalidades, lo que trae consigo un mayor nivel de conocimiento de la gestión clínica asistencial en nuestro ámbito”, ha señalado.
Como ejemplo de los sistemas de información, Montserrat Hernández ha señalado que la Comunidad de Madrid, en Atención Primaria (AP Madrid), dispone del cuadro de mando integral que utiliza como fuente para obtener información de los pacientes la Historia Clínica Electrónica Única Centralizada. A partir de su experiencia, ha dicho que “AP Madrid permite la recogida sistemática y normalizada de la información que facilita el análisis y la identificación de líneas de mejora en relación con los resultados obtenidos de las patologías de los pacientes”.
Interpretación de los sistemas de información
Por último, los expertos en patología cardiovascular han señalado los beneficios que tiene para el paciente una correcta interpretación de los sistemas de información. Montserrat Hernández ha asegurado que “el principal beneficio es el mejor conocimiento que los profesionales sanitarios obtienen sobre su salud, lo que les permite un mejor control y seguimiento de su enfermedad”. Otro de los aspectos clave para los expertos en enfermedades cardiovasculares es la realidad de los indicadores de gestión. Álvaro Bonet, miembro del Grupo Cardiovascular de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria y Coordinador del Grupo de Gestión en la Comunidad Valenciana, ha explicado que “los indicadores de gestión son aquellos que informan al médico de familia de la situación de un paciente para ayudarle a tomar una decisión que suponga una mejora para la salud del enfermo”.
“A día de hoy, los indicadores están pensados más para el gestor que para el clínico, aunque la situación puede variar según la comunidad autónoma”, ha apuntado Álvaro Bonet, quien ha explicado que “son las consejerías de salud las que deciden qué indicadores se incluyen en sus acuerdos de gestión o en las aplicaciones informáticas”. Como parte de su experiencia, este experto ha reconocido que “si los clínicos disponen de toda la información necesaria sobre el control de los factores de riesgo cardiovascular, pueden tomar decisiones que optimicen el tratamiento y disminuyan el riesgo de nuevos episodios en pacientes con antecedentes cardiovasculares”.
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